La amenaza de colapso del párking de Salamero va a obligar al Ayuntamiento de Zaragoza a tomar decisiones rápidas para evitar lo que hace cinco meses, cuando se cerró, no se quería: que pudiera colapsar la bandeja central de la plaza del mismo nombre y se derrumbara sobre la primera planta del aparcamiento. Es cierto que el parón provocado por el confinamiento y la primavera excesivamente lluviosa de este año no han ayudado, pero la excusa de que hubo que suspender los procesos de licitación por el estado de alarma no es suficiente para justificar el retraso acumulado y el que se acumulará con este nuevo incidente. Existen procedimientos de urgencia que podrían haberse utilizado para licitar el contrato sobre el informe. El paso del tiempo ha jugado en contra y da la sensación de que han estado más preocupados en buscar responsabilidades que en asegurar la instalación.