A la ciudadanía de una España salpicada por tantos casos de corrupción le resulta difícil soportar la opacidad en sus instituciones. De ahí que haya que felicitarse por el resultado del test de Transparencia Internacional (TI) a las dos cámaras de las Cortes y a los 17 parlamentos autonómicos. Solo tres de estas instituciones (Murcia, Canarias y Baleares) suspenden. A pesar de que las evaluaciones de TI no tienen ningún efecto vinculante, su tarea tiene el efecto de espolear a las cámaras. Y a estas les queda todavía mucho trabajo por delante.

Aragón ocupa un lugar destacado, con un cuarto puesto de los 19 escrutados en el global de transparencia, solo por detrás de Cantabria, Navarra y el Senado. En el indicador de transparencia económico-financiera la comunidad mantiene también un cuarto lugar (con 75 puntos sobre cien). Sin duda, la radiografía de los datos económicos de los parlamentos es la que reclama mayor transparencia desde la ciudadanía, una forma de mejorar la imagen de una clase política que no debe tener nada que ocultar. De ninguna manera puede molestar la transparencia. Y menos a un parlamento.