Es difícil sacar algo en claro de este lío de acuerdos a tres bandas con dos de los protagonistas que no se reconocen como socios, con cláusulas contradictorias, algunas esperpénticas y, las más, tan generalistas que es una incógnita determinar en qué acción de gobierno se concretarán.

Vox rebajó sus delirantes pretensiones iniciales, pero el PP tampoco tardó nada en defender como propio el discurso más a la derecha de nuestro país, y lleva ya varios meses en ese camino. Mientras este acuerdo de 37 puntos se cerraba entre el PP y Vox, se firmaba como si de otra negociación se tratará, el pacto de gobierno con 90 medidas, entre PP y Ciudadanos. Ya lo explica también la sabiduría marxista, yo tengo unos principios... y si no le gustan tengo otros.

Al final del recorrido, los acuerdos hacen presidente de la Junta de Andalucía a Juanma Moreno y voxicepresidente a Juan Marín, al que cuando le preguntan por el presidente de Vox responde con el ya conocido «ese señor del que usted me habla». Ese señor es Santiago Abascal, el ganador claro de todo este proceso de formación de gobierno. Y su partido forma parte de ese entramado internacional, que dirige Steve Bannon, el jefe de campaña de Trump, dispuesto a coordinar todas las fuerzas de extrema derecha (far right) en claro ascenso en Europa. Y su objetivo inmediato son las elecciones europeas de mayo.

The Movement, la organización creado por Bannon ha sido la encargada de la estrategia de comunicación y gestión de redes de Vox en la campaña andaluza. Y lo que parecía un partido de principiantes ha conseguido marcar los temas de la agenda política en este país, copar el protagonismo en los medios de comunicación, y lo más importante comenzar su campaña electoral para la reconquista nacional.

No están interesados en alcanzar poder en Andalucía, si no en fagocitar al PP, al que conoce muy bien por dentro, para convertirse en la referencia de la derecha española. Antes lo intentó Ciudadanos, esperando el sorpasso que nunca llegó. Ideológicamente, el partido ultra ha conseguido gran parte de su propósito imponiendo el discurso en los otros dos negociadores.

La confusión se ha instalado definitivamente en todo este proceso, porque les resulta inadmisible en una parte del Partido Popular e injustificable para un partido que se define como liberal progresista.

Vox no ha llegado para participar del sistema si no para destruirlo, y con él los derechos y libertades de todos nosotros.

*PolitólogaSFlb