Los desmanes políticos y la falta de transparencia de las instituciones han puesto de moda la participación como mecanismo de control o contrapunto en organismos públicos. Sin embargo, los datos parecen muy tozudos y refutan las pretendidas ansias de participación. Basta con analizar el proceso de elección de representantes de los alumnos en el claustro de la Universidad de Zaragoza. Apenas el 12% de los estudiantes ejerció el martes su derecho al voto. Pensar que en los últimos comicios la cifra fue menor no consuela.