Me resbala es una excelente propuesta de humor. Siempre que me anuncian un nuevo espacio de risas me echo a temblar. ¡Reírse en estos tiempos!

Lo curioso de Me resbala es que su comicidad se basa en aquello tan antiguo que inventó el cine mudo: los trompazos, los golpes, y claro, los resbalones. Porque el programa se nutres de sketches clásicos, que todos hemos realizado a veces en casa: adivinar títulos de películas, bailar sin medida, con la culminación del teatro de pendiente, verdadero hallazgo a la altura de cualquier invento reciente. Alguien descubrió que poner el suelo en una inclinación de 22° y moverse por él, suscita todo tipo de comicidad.

Hay otro humor en las pantallas, algo más sofisticado; suele suceder a diario en Sálvame, el producto estrella de Tele 5. Comprendo que muchos de ustedes sientan aprensión a esta cadena, pero les aseguro que el programa que dirige Jorge Javier es un dechado actoral. Es lo más próximo a una performance de lujo. Les cuento: una serie de personajes se encierran durante horas a charlar de sí mismos. Y claro, cuatro horas dan mucho de sí. El viernes Karmele se enteró de que su marido es asiduo de unas webs de citas, lo que la señala como cornuda consorte. Ni la difunta Amparo Rivelles se hubiera disgustado con tanto realismo como Karmele. ¡Qué manera de llorar al descubrir lo que tenía en casa! Y sin embargo, todo es guión. Una comedieta para mantener en vilo a la audiencia. Visto sin proximidad y con distancia es para partirse el culo.