El hecho de que la Ley de Grandes Ciudades fuera aprobada por una amplia mayoría obliga, al menos por cortesía democrática, a abrirla a la participación de todos los grupos. Y tiene razón el portavoz popular del Ayuntamiento de Zaragoza, José Atarés, cuando critica al alcalde Belloch por dejar a la oposición fuera de la nueva junta de gobierno municipal, aunque habrá que ver qué hace el PP en otras ciudades. Con esta exclusión, Belloch no sólo ha roto una norma no escrita sobre comportamiento político y tradición municipalista en Aragón; ha cerrado también las puertas a la transparencia en la gestión política.