La primera parte del guion se cumplió: los dos principales partidos no alcanzaron la mitad de los votos (los sondeos acertaron). La segunda parte del 25-M se consumó a medias: Podemos y Ciutadans protagonizaron no un paso adelante, sino un paso doble, porque sus resultados frenaron y restaron importancia al previsto avance de IU y UPD, que, respectivamente, habían desechado coaligarse con aquellos. Pablo Iglesias y Javier Nart, sus cabezas de lista, comparten si no objetivos, sí un mismo diagnóstico inequívoco sobre la causa y efecto de la crisis que nos azota: la especulación financiera.

Pero la gran sorpresa fue Podemos. Evitando declararse herederos del 15-M, sin embargo, han sabido traducir en pautas políticas formas de organización social transversales que surgieron en las plazas de España hace tres años. Su candidatura culmina un proceso empujado desde abajo en frentes diversos pero convergentes. Así, la PAH (V de Vivienda en el campamento de Sol) incidió en la vida institucional en el Congreso mediante una ILP en favor de los desahuciados. También la marea blanca logró paralizar en el juzgado la privatización sanitaria en Madrid. La consecuencia es que tendrán cinco eurodiputados.

Mientras, el PSOE sigue noqueado y en el PP, los mismos que ridiculizaban a los indignados han pasado en un pispás de la incredulidad a esa hipérbole catastrofista que les es tan propia. Es difícil negar la evidencia de un colapso por arriba si mientras el INE alerta de que la tasa de españoles en riesgo de pobreza sigue aumentando y ya es del 27,3%, la vicepresidenta Saénz de Santamaría se atreve a asegurar que se palpa una mayor "alegría en las calles".

No hay luz al final de un claustrofóbico túnel, sino un claro en la tormenta en un cielo abierto. La necesidad y la ilusión se plantan frente a la resignación. Es un cambio de método en la participación y en la gestión de las redes sociales, esas que otros desprecian porque han elegido no entenderlas. Pero también un cambio de mensaje con un lenguaje fresco y claro, incluyente. El 2015 será un año multielectoral. Quizá entonces diremos que aquí empezó la Segunda Transición. Periodista