El nuevo gobierno socialista ha arrancado con fuerza y ganas. Para agradar a su presidente, cuatro ministros y ministras se han lanzado a la piscina, pero olvidando llenarla de agua. Fruto del ímpetu del neófito, del entusiasmo por emular al líder o de la imprudencia del primerizo, los cuatro han cometido manifiestos patinazos. Resbaló el ministro del Interior (qué bien estaría calladito este hombre) al tratar con poco tino los desbarajustes de su predecesor; el de Defensa se pasó de folclórico e hizo el ridículo en su toma de posesión, montando un espectáculo propio del más rancio y superficial patrioterismo; naufragó peligrosamente la ministra de Agricultura al desconocer cómo las gastan en Europa cuando negocian el reparto de fondos; y patinó la de Cultura al anunciar a bombo y platillo la rebaja del IVA para discos y libros, cuando esa reforma fiscal sólo es posible si antes lo aprueba el Parlamento europeo. Estas torpezas han sido utilizadas por el PP para atacar al Gobierno, sin concederle los cien días de rigor, porque las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina. Pero si el Partido Popular sigue perseverando en los errores que lo condujeron al fracaso, defensa de la guerra en Irak y mentiras sobre el atentado del 11 de marzo entre otros, volverá a sufrir una nueva derrota en las urnas. Así, pese a las meteduras de pata socialistas, los populares seguirán bajando. Estas gentes de la derecha no aprenden, y lo peor es que ni siquiera lo intentan. Que el martirio de la boda real les sea leve.

*Profesor de Universidad y escritor