La campaña del socialista Pedro Sánchez está siendo de lo más tranquila. Para un candidato no debe haber nada mejor que, en lugar de a un solo rival, enfrentarse a tres o cuatro. De ese modo, habiendo tantos al otro lado, la opinión, que busca concreciones, no identifica un liderazgo, siendo Sánchez por exclusión, o así debe él creerlo, la referencia del voto útil, moderno, progresista... todas esas cosas, más o menos inciertas, que se dicen en campaña.

Porque, visto lo visto...

¡Sí, esta es la frase, el eslógan de la campaña pedrista, la fórmula de la Coca-Cola descubierta por los químicos de Ferraz! Busque, compare y, si encuentra algo mejor... El propio Sánchez, en tono de falsa humildad, puede llegar a comprender, incluso a perdonar que haya votantes a los que él no guste, pero ¿quién garantiza a esos mismos electores que vayan a encontrar en el mercado electoral algo mejor que el nuevo socialismo? Busque, compare... Como buen vendedor, Sánchez adelanta el resultado: no hay nada mejor que su producto porque, visto lo visto...

La sentencia, el adagio pedrista lleva implícito un comercial desdén a sus rivales, una superioridad en calidad de producto que el empírico Sánchez pretende imponer sobre las supuestas debilidades o carencias de los otros, percibidas por el olfato, la vista y el tacto del siempre sensible órgano elector. Visto lo visto, insiste en sugerirnos el presidente del Gobierno en funciones, ¿cómo va a gobernar España Pablo Casado? ¿Y Albert Rivera? ¿Y Santiago Abascal? ¡Por favor! Ya se está viendo lo que el trío de Colón da de sí.

¿Y Pablo Iglesias?

Hace meses (¡maldita hemeroteca!), Pedro Sánchez había opinado que no veía al líder de Podemos pintas de gobernar porque tenía mala pinta. Pero eso fue antes, cuando Pedro coqueteaba con Albert, y antes también de que Iglesias se convirtiera en padre de familia y residente en una casa digna, tanto que incluso podría recibir a un presidente del Gobierno y aliado suyo. ¿Incluye el Visto lo visto a Podemos? Públicamente no, pues podrían ser aliados en el gobierno central o en autonómicos, pero muchos dirigentes socialistas apoyan el empirismo de Sánchez: Ante los sentidos electorales, sólo se percibe y se ve al PSOE. Visto lo visto...