Esta semana iba a hablarles de corrupción, pero cuando leí ayer que un señor concedía (presuntamente) contratos a cambio de 500 euros en Viagra, me entró la risa floja y decidí que, si la corrupción ya me da risa, es que me he curado de espantos. Y como estoy de buen humor (por cierto, qué pasada 500 euros en Viagra, ¿no?) he pensado que mejor comento lo de la nueva web de Pedro Sánchez, que también es de risa floja.

Uno de los grandes problemas hoy para los articulistas es que los particulares en Twitter ya nos han pasado por la izquierda. Ante los tuits riéndose del líder del PSOE, qué puedo decir. Si acaso, preguntarme si los pensadores de la estrategia de Sánchez se creen que están vendiéndonos a Obama, y no a un candidato de plástico. O que por qué han pensado que comerse las letras de su nombre era ingenioso y divertido (lo han rebautizado como PDRO SNCHZ, a la criatura. Qué hipster). No es moderno, no es juvenil. Es una tontería. Igual que lo de posar como Julio Iglesias para explotar su perfil porque, encima, el auténtico sex symbol de este país es Pablo Iglesias según algunas encuestas (que para gustos están los colores, oye). Yo comprendo que esos asesores de comunicación quieren ser modernos para transmitir su mensaje. La pega es... que no hay mensaje. Todo suena banal, repetitivo o absurdo. Y dado que, en mi opinión, su objetivo debería estar en recuperar a cierta clase media, esa que históricamente les votó porque creció con ellos, estas cosas tan adolescentes ni llegan al destinatario ni captan votos nuevos. Hoy lo que vende es la honradez, un proyecto distinto de país y la ilusión de que el futuro puede cambiar. Y, por cierto, no se me va de la cabeza lo de la Viagra.

Periodista