El portazo que recibió ayer el comité de empresa de Opel a su propuesta en la negociación del convenio es sinónimo de la nueva etapa que se ha abierto en Figueruelas tras la integración en PSA. Todo se mide de otra manera. El referente ya no es Alemania ni Gran Bretaña, sino Polonia y las plantas de Vigo y Villaverde, donde están las mismas plataformas de ensamblaje. Ese es el terreno de juego. Un peligro para el futuro más cercano, pero una gran realidad.