Un año después de la histórica riada del Huerva, el Ayuntamiento de Zaragoza se ha visto obligado a recordar a la Confederación del Ebro que tiene que reconstruir la escollera del parque Bruil para que el servicio de Parques y Jardines pueda reparar la ribera, los paseos y fijar las vallas de protección. Mal está que la CHE haga dejación de funciones en un lugar frecuentado mayoritariamente por niños, madres y ancianos, pero aún está peor que el ayuntamiento haya tardado un año en advertir del "peligro potencial" que existe en el parque por lo que está dispuesto a reparar los daños por su cuenta y pasar la factura. Ya tarda.