Celebramos ayer una comida la Asociación de Ex Concejales de los ayuntamientos democráticos de Zaragoza. La presidía Luis García-Nieto, infatigable como siempre, pero ¡ay! vino maldito y no pudo aguantar hasta el final, a pesar de sus esfuerzos, y ocupó muy dignamente su lugar nuestro vicepresidente, Rafael de Miguel. El objetivo era doble: en primer lugar, rendir un sincero y merecido homenaje a José Atarés, que en su anterior etapa de alcalde de la ciudad propició la creación de la asociación, y además fue notabilísimo impulsor de la misma. Le entregamos una placa-bandeja, en la cual le llamamos eso, alcalde, aunque esté fechada en febrero de 2004. Dedicó él unas ágiles palabras --sigue progresando en elocuencia-- que terminó con una reflexión política, y otra personal: no tiene ninguna gana de ingresar en la asociación, al menos en mucho tiempo. Con un emocionado recuerdo a quienes ya no están entre nosotros físicamente, se informó también de las actividades previstas para conmemorar el XXV aniversario de las primeras elecciones municipales democráticas, en el cual este periódico va a tener el protagonismo que merece.

*Abogado