Como vives en un barrio la gente te conoce y acude con mil y una historias. El otro día me conminó un trasegador de cañas a que dejara de hablar de taxistas y paradas para ocuparme de temas de mayor enjundia, cual el dinero negro . Y le dije algo tan obvio como, ¿tienes datos? Seguro que no carece de razón, pero opinar requiere no pillarte los dedos y el buen ciudadano prometió sorprenderme con papeles. Cuando lo haga, hablaré de dineros negros . Al siguiente día, el rector, en mangas de camisa y dando todo lo bueno que tiene, mucho y al frente de la nave, también me regañó cariñosamente porque en vez de ocuparme de asuntos más serios rellenaba estas columnas en cosas tan nimias como el famoso aparcamiento de coches en la Universidad. Tiene razón, aunque, ¿cómo se justifica que los vehículos puedan estacionar en el campus hasta las 2.15 horas de la madrugada? Alguna necesidad podrá tener determinado profesor pero... seguro que no tantas como los innumerables canes que han convertido parte del espacio universitario en retretes caninos particulares. ¿Podría normarse y atajar esa práctica tan fétida y lesiva para la salud? Otra chorrada, sin duda, querido Felipe. Pequeñeces que son anticipo de cuestiones más serias, que iremos abordando en fechas sucesivas. Por ejemplo, y sin entrar a fondo, el sistema de contratación del profesorado, o los créditos dobles por impartir una misma materia en dos lenguas diferentes, que parece auspiciar un vicerrectorado de Relaciones Internacionales cuyo norte parece haber perdido. *Profesor de Universidad