La política tiene mucho de performance. Se celebra el momento mediático y se olvida el contexto. No se relaciona el hoy con el ayer y, mucho menos aún, con el antes de ayer. El espectáculo derrota a la reflexión.

En esa banalización de las cosas hay un germen de analfabetismo social. Puede parecer una práctica natural pero es premeditada, una forma de negar causas y consecuencias y de ver el mundo entre ahora y el siguiente ahora. Y sin transparencia en casi toda decisión política y en la gestión de los problemas, y con el secretismo de la vieja política de salón entre los elegidos, que solo enviarán a los "electores" la dosis necesaria de show, troceadas verdades y enormes mentiras.

Transparencia es una señora a la que todo el mundo cita pero que nadie invita a comer. Y si lo hace, le pone veneno en la sopa. Una performance.

Nadie contó nunca en el desastre del Lindano toda la verdad sobre el proceso, negación ministerial a seguir aportando dinero, olvido del Plan Integral desde 1991 jamás puesto en marcha, sus costes ambientales y sociales y el verdadero estado de las cosas en un lamentable circo con enfrentamiento entre instituciones responsables del desaguisado.

Vean al PSOE estupefacto y dolorido por el cierre de caja contable de Rudi tres meses antes de lo debido para fingir que les cuadran los números que en diciembre seguirán desencajados, aunque Marcelino Iglesias lo hiciera antes.

Vean como no superar el objetivo del déficit era esencial en el Edificio Pignatelli de la fría y dura presidenta y luego no, y ahora sí, y luego todo sigue igual en la yenka de la política sin proyecto diferencial. Vean a Rudi entusiasmada con el llamado modelo alemán para construir carreteras que escandalizaba a su partido cuando Zapatero lo aplicaba. Vean al PSOE exhibir su orgullo por sus primarias (cuando CHA y Equo se les adelantaron algunos años) pero recurriendo al aparato para convertirlas en desvergonzada ficción (donde tampoco han sido los primeros).

Vean a Ana Mato exhibir su inconsistencia en la gestión del contagio de ébola cuando en 2009 clamó por la dimisión de la ministra Chacón en la mala gestión de la gripe A en términos intercambiables por ambas, e improvisando lo que es incapaz de prever en términos científicos. Vean a PP y PSOE toser con disimulada afección en las tarjetas opacas de Bankia cuando sabían desde 2007 y que votaron seis veces contra la denuncia de IU que expulsó a su representante hace años.

Vean como la Universidad de Zaragoza "debe demostrar su eficacia y rentabilidad social" para que el gobierno cumpla con su obligación de financiarla, pero le soltamos a la banca privada desahuciadora un regalito de dinero público equivalente a nuestro PIB tras demostrar su inutilidad y su usura.

Escribe Jordi Borja en su magnífico La ciudad Conquistada (Alianza, 2003) que "el ciudadano lo es en tanto que ejerce activamente, asume la dignidad de considerarse igual a otros y toma responsabilidades". Somos el público pasmado de una deleznable performance.

A ver si pasamos ya a actores protagonistas y autores del guión.

Periodista y Activista. Blog.fernandorivares.com