Ese gran tribunal de todas las Españas que es el Supremo, al que tenemos actualmente por única instancia capaz de mantenernos en el recto camino de la política, de la economía y de la vida, no para de tirar a la papelera las sentencias condenatorias de las salas de instancia aragonesas relativas a cosas de corrupción y mamoneo de altura. Dura lex, sed lex. Aunque, a veces, sea la lex tan blandengue, que parece cremita para bebés. Los casos juzgados de Plaza (con Escó y Agapito como principales presuntos) y ahora la querella de la propia CAI (ahora, Ibercaja) contra quien fuera su director general durante los años de la burbuja han quedado así en nada. Absueltos todos los acusados, repuestos en su honor e incluso bendecidos con los mejores pronunciamientos. Parte del juicio por lo de La Muela... habrá de repetirse. De esta manera, Aragón se convierte en la comunidad más límbica, inaprensible e inocente de las Españas. Podemos reírnos de madrileños,, valencianos, catalanes y andaluces. A ellos les han tangado sus jefes y sus administradores. A nosotros no. Si lo dice el Supremo...

Le he pegado un vistazo al fallo relativo a la CAI, la última enrega de este serial, y confieso que sus argumentos y conclusiones me han confundido. No sé si la Audiencia de Zaragoza dictó sentencia (condenando al exdirector general García Montes) saltándose todas las normas (empezando por la bendita presunción de inocencia) o es que el ponente de aquel caso, el afamado juez Lasala, se hizo un lío con los preceptos. Es lo que tiene la ley, que sorprende a los ignorantes, aterra a los desgraciados y casi siempre tiene una salida airosa para la gente bien.

Los aragoneses que siguen la actualidad con un mínimo de criterio están perplejos. O lo siguiente. No entienden cómo fue posible que una entidad financiera como la CAI, de buen porte y tradicional solvencia, quedara reventada en pocos años, en medio de operaciones (inmobiliarias y de todo tipo) oscuras y sospechosas. ¿O quizás es que les nublan el juicio la suspicacia y la paranoia? No sé... Ya decidirá el Supremo.