Los familiares de los 62 militares muertos en el accidente del Yak-42 tienen derecho a toda la compasión y a la mayor reparación posible. Los riesgos incluso vitales que la profesión de militar entraña, no pueden ser esgrimidos ni para velar la verdad ni para evitar que la justicia siga su rumbo. Aunque las víctimas fueran militares y nada permita barajar otra hipótesis que la del accidente, las especiales circunstancias en que se produjo y los errores de identificación de los cuerpos hacen inexcusable que todas las responsabilidades en que hayan podido incurrir las autoridades deban ser asumidas o exigidas según las normas de la vida política, o como en derecho proceda. No todos los familiares de las víctimas del Yak-42 suscriben las acciones legales que algunos han emprendido o se dan por satisfechas o no desean ir más allá en la depuración de responsabilidades de lo que se ha ido hasta ahora. Esto es verdad. Y también es verdad que el actual Gobierno socialista está administrando políticamente, en su propio beneficio, los tiempos de esta tragedia más allá de lo razonable. Yo, en este aspecto concreto de la cuestión, que considero reprobable, coincido con el PP. Pero, ¿tienen derecho las familias del Yak a que el fiscal general del Estado las ampare? Por supuesto que sí. La culpa, en Derecho, no tiene por qué llevar aparejado el dolo, evidentemente. Pero, en democracia, esto es algo que corresponde determinar a los tribunales, no a los políticos. Sin prejuzgar el resultado de las acciones legales: ¿debía haber renunciado el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, a su acta de diputado tras conocerse los errores? Aunque sólo fuera por consolar a una de estas familias, rotundamente sí. Y, si no por compasión humana, por inteligencia política. La tesis de Rajoy (el anterior Gobierno ya asumió sus responsabilidades políticas al perder las elecciones, y además Trillo "ha pedido perdón") me parece pura pertinacia en el error que el 14-M llevó al PP a la oposición: la soberbia. Siguen sin verlo, todavía no saben lo que les ha pasado, no se enteran. *Periodista