El 45% de los españoles dicen a los encuestadores de Gallup que creen que en el 2005 la economía va a ir a peor. Es curioso este veredicto, porque los expertos no piensan de esta manera. Para comenzar, la bolsa ha estado subiendo desde hace unos meses; los datos sobre el equilibrio fiscal son más bien positivos; el euro sigue revalorizándose con respecto al dólar (lo que, en contrapartida, neutraliza el alza de los precios del petróleo); la inversión en bienes de equipo está repuntando, y las expectativas empresariales no son negativas. ¿Por qué tanta gente tiene una percepción pesimista? Puede haber varias razones: el temor a que suban los tipos de interés, como señala alguna prensa extranjera, y el consecuente encarecimiento de las hipotecas; el final de la burbuja especulativa de la vivienda; un cierto miedo --sobre todo en votantes del PP-- a que el Gobierno socialista no maneje la economía como lo hizo el de José María Aznar, y un temor vago --y un tanto irracional-- a que el terrorismo, del que tanto se habla, afecte a las variables básicas de la economía. No creo, sin embargo, que la gente tenga presente los verdaderos motivos de preocupación: el déficit de cuenta corriente, la falta de inversión en investigación y desarrollo, y la pérdida de competitividad internacional que eso supone. Pero estas cosas no se pueden solucionar en un corto plazo y no están tan presentes en la mente de la mayor parte de la población como para justificar el pesimismo para el año que viene. De todas maneras, el tiempo dirá si la gente tenía razón.

*Catedrático de Economía de ESADE.