Varios apuntes de lo que ha pasado desde el lunes:

Me ha llamado la atención que los Mossos d’esquadra que cargaron contra los manifestantes llevaran bien grande sobre sus uniformes, e incluso en los escudos, rotulada la palabra POLICIA. No Mossos: Policía. ¿Tendrá que ver con eso que se llama «relato»? O sea, con que el mundo entero vea las imágenes de los disturbios y vean otra vez a la Policía… española, no a la autonómica, moviendo la porra con alegría? Ya sé que Policía se dice igual en ambos idiomas, castellano y catalán, pero a mí me ha llamado la atención. Malpensada que es una.

Otra cosa que me ha llamado la atención son los nombres de los grupos de protesta, tan posmodernos: tsunami democratic, picnic per la republica… Incluso el concepto «desobediencia civil pacífica» se me hace raro si no lo dice Gandhi. Los manifestantes quieren ser tan civilizados que se bautizan al modo zen, pero luego ves las imágenes y… bueno, vean las imágenes y saquen sus conclusiones.

Gabriel Rufián: qué poco le ha durado el modo estadista. Una vez perdida la oportunidad de entrar en el Gobierno de España, para qué disimular: es más divertido volver a ser el hooligan de la política. Si fuera un orador medianamente solvente (que no lo es) resultaría hasta divertido. Ahora, solo aburre por repetitivo y cansino.

Y por último: la sentencia dice claramente que los propios instigadores del 1 de octubre no se creían lo que predicaban. ¿Dónde deja eso a los exaltados de estos días?

De todo esto solo saco una conclusión: el pueblo catalán, independentista o no, no se merece los líderes políticos que le han tocado en suerte. Y el resto de los españoles, tampoco. Ni los nuestros, ni los suyos. H *Periodista