Te pido perdón, a sabiendas que nos los concedas. Te pido perdón, de la única forma que se... Devuélveme la vida-". Seguro que los fans de Antonio Orozco acaban de reconocer cierto parecido entre una de las canciones más tarareadas de este cantante español y las palabras pronunciadas hace un par de días por nuestro gran jefe indio Rajoy en el Parlamento. Falta de originalidad hasta para pedir disculpas, que llegan tarde y vacías de significado. No las hubo con el estallido del caso Gürtel, tampoco con Bárcenas, y ahora tras la imputación de Rato, Acebes y la mega redada de los 51 ladrones de la Operación Púnica, con el CIS pisando los talones y las elecciones a pocos meses vista, entra el agobio existencial. Qué bueno es el miedo. Hace que reaccionemos y nos remanguemos en aras de la supervivencia y que saquemos de la chistera urgentes medidas anticorrupción. El Ejecutivo pretende reforzar la justicia con 300 jueces más en ese afán por contribuir a la regeneración democrática o poner en marcha el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno como fórmulas con las que aplacar a la muchedumbre, pero ello no le exime de cumplir con su responsabilidad, responder a los graves problemas de corrupción que afectan a su partido e implementar soluciones efectivas: una legislación realmente eficaz, órganos de aplicación y control despolitizados que cierren las brechas del sistema por las que se cuelan los corruptos, para que ese "quién la hace, la paga", sea de verdad.

Periodista y profesora de universidad