El precio de los pisos nuevos en Madrid y Barcelona ya es muy superior a los de Berlín, Roma y Bruselas. Falta poco para alcanzar las tasaciones de París y Milán. Es el cálculo que ha elaborado CCOO a partir de las cifras más recientes de Eurostat, la agencia europea de estadística. El dato es aún más revelador y preocupante si se cruza con el del poder adquisitivo de los ciudadanos de esas mismas capitales. La parte de salario que debe emplearse en las grandes ciudades españolas para comprar un piso ya es muy superior al que dedican los residentes en las otras grandes urbes europeas.

Esta anomalía, que compromete gravemente el futuro de las familias y del crecimiento de la economía española --el peso del sector de la construcción en la actividad es excesivo--, responde en parte a una dejación en la política de vivienda. El fenómeno es general en toda Europa, pero el potencial turístico español ha atraído más capitales que ningún otro país, lo que ha contribuido a la espiral. Con este panorama, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sugerido a España la posibilidad de reorientar el apoyo fiscal a la adquisición de vivienda para no echar más leña al fuego, una petición que el Gobierno prefiere desoír.