El pleno que celebró ayer el Ayuntamiento de Zaragoza tuvo su parte bronca y su parte amable. La primera es fácilmente entendible, pues se aprobaban los presupuestos con una extraordinaria subida de tributos al tiempo que CHA manifestaba su intención de contratar un gerente para el patronato de Bibliotecas, y la oposición se empleó a fondo. Lógico. La segunda también, pues se despedía el concejal del PAR Fernando Arcega y todos los compañeros de consistorio, sin excepciones, le manifestaron su afecto en forma de aplauso cuando cerró la que era su última intervención. La bronca se diluyó un poco con la copa de despedida.