El Gobierno aragonés confía en que el central, competente en materia energética, evite el cierre de la térmica de Andorra, que pese al silencio oficial, la accionista mayoritaria estima para el 2020. Mientras la incertidumbre se aclara, la DGA anunció ayer que trabaja en un plan alternativo de empleo, ya que de la térmica de Endesa dependen directa o indirectamente 4.000 empleos en la zona. Es loable tomar iniciativas preventivas, aunque de cumplirse los peores augurios, la capacidad de amortiguar su impacto a tres años vista estaría muy limitada. Tiempo ha habido con los llamados fondos Miner para prevenir esta situación y su resultado no puede ser considerado como alternativa salvadora.