Durante los largos meses en los que se ha estado preparando la candidatura de Zaragoza a la Expo 2008 se ha trabajado con los ojos puestos en una posible derrota, lo que sin duda habría supuesto una enorme tristeza y un imprevisible abatimiento entre los aragoneses. Sobre ese supuesto trabajaban pues los responsables del consorcio, que elaboraron un plan B que se ha mantenido en secreto este tiempo y que no tenía más objetivo que llenar de algunos contenidos el meandro de Ranillas para que la frustración no fuera total. Ayer mismo, el gerente del consorcio, Jerónimo Blasco, explicó en qué consistía exactamente ese plan B que afortunadamente no se ha tenido que activar, y que de forma simbólica fue arrojado al Sena en la noche del día 16. No era gran cosa, pero todas instituciones implicadas tuvieron en cuenta la necesidad de inyectar un poco de optimismo por si al final los aragoneses nos quedábamos a dos velas.