Aquí organizamos una manifestación para denunciar el problema de la España vaciada, pero el tema ya había llamado la atención de los canadienses Darrell Bricker y John Ibbitson, autores de «El planeta vacío». Porque lo que a nosotros nos preocupa, que el interior se despuebla y el crecimiento del país se estanca, ellos lo han elevado a catástrofe planetaria. Verán: según el Instituto Nacional de Estadística, el número de fallecimientos superará al de nacimientos en España durante al menos los próximos quince años. Y nuestro país solo ganará población hasta el 2022 gracias a la inmigración. Volviendo a los autores de «El planeta vacío», ellos explican que el 55% de la población humana de todo el planeta vive hoy en ciudades, donde las mujeres tienen mayor acceso a la educación y están menos sometidas al poder de la religión y la presión familiar. Lo que lleva, a su vez, a que decidan tener menos hijos. Japón perdió un millón de habitantes entre 2010 y 2015. En Italia, en 2015, nacieron menos niños que nunca en su historia. Portugal podría perder en 2060 la mitad de su población. Y así podríamos seguir. Por eso, el problema de la España vaciada es acuciante sí, pero donde otros ven vacíos, yo veo huecos que llenar. ¿Qué tal sumar a todas esas políticas para fijar población en la España interior, la de programas de llamada a inmigrantes que aporten trabajo y familias? En Alemania ya lo han visto: Merkel busca un millón de trabajadores de fuera de la UE. A ver si al final, esos a los que repudiamos son la solución a uno de nuestros peores problemas.

*Periodista