Las comidas de empresa se multiplican estos días en los principales restaurantes zaragozanos y provocan anécdotas jocosas y llenas de ingenio. Ayer, sin ir más lejos, Alfonso Soláns participaba en un almuerzo en el mismo local en el que un día antes había celebrado el Zaragoza su reunión de fin de año pese al boicot de la plantilla y la ausencia del entrenador. Al verlo llegar al restaurante, un comensal que asistía a otra reunión espetó, con la típica sorna aragonesa: "Mira, Soláns. Debe estar esperando a Víctor y a los jugadores".