¿Un zombi es un ser vivo? El debate es complejo. Pero no entra en el ámbito de la medicina ni de la psicología. Gracias a Juan Royo, el aragonés que más sabe de cómic y un experto en ciencia ficción, salgo de dudas. Es posible sobrevivir a la contaminación tras un mordisco de un muerto viviente, si amputamos a tiempo la zona infectada. Por ello nuestro Real Zaragoza aún tiene solución.

Podemos seguir elucubrando sobre las razones de la transfiguración milagrosa de un brillante equipo de balompié en una reunión de personas vestidas de futbolistas. Sin duda hay consecuencias del coronavirus que todavía desconocemos. Los aficionados que hemos visto jugar a los Zaraguayos, en La Romareda, nos cuesta identificarnos con estos Zarazombis. Si aún estamos esperando el diagnóstico de lo ocurrido en Llagostera, no parece probable que el test rápido de la liga zaragocista, tras el confinamiento, nos ofrezca conclusiones.

Como en los accidentes de aviación, suelen concurrir varias circunstancias que se dan trágica cita para que ocurra una catástrofe. Lo que no es tan habitual es que el mismo avión se caiga una y otra vez, del mismo modo, cada vez que intenta despegar. O las cajas negras del fútbol son indescifrables, o las turbulencias están dentro de la cabina de pasajeros. Se han puesto sobre la mesa los problemas físicos y la falta de actitud. Los primeros hacen que no se pueda jugar. La segunda cuestión hace que no se quiera. Dos aspectos peliagudos que no entran en mi negociado de psicología deportiva. El mejor médico del mundo no puede, tras una fractura, devolver al terreno de juego en horas a un deportista. El mejor psicólogo tampoco puede arreglar una rotura mental, si no hay voluntad de competir. Por eso, la depresión diagnóstica que explica el pasado, solo se puede superar con una completa reestructuración cognitiva que lleve de la mano, conjunta e indisolublemente, lo deportivo y lo psicológico. Dichas técnicas vienen funcionando con éxito tanto en pacientes como en organizaciones de todo tipo. El Real Zaragoza no va a jugar el playoff. Vamos a disputar un playon. El concepto, en este caso, no es lo de menos. La Liga ha terminado con el partido contra la Ponferradina. El esquema que deben tener los jugadores, en su cabeza y en sus piernas, se debe asimilar más a la próxima competición de la Champions, que a una repesca del pasado como última oportunidad de jugar en Primera. Lo que sí está claro, en el deporte y en la vida, es que si haces lo mismo, lo más probable es que pase lo mismo. Algunas pautas que utilizamos en psicología deportiva son las siguientes:

A) LA RUPTURA mental. El reseteo de nuestro cerebro requiere limpieza y desinfección de ideas y pensamientos que influyen como virus en nuestros circuitos. Los ejercicios de visualización y anclaje en deportistas olímpicos han ofrecido, en esta línea, muy buenos resultados.

B) MATAR AL elefante azul. Aunque nuestro rey emérito esté en baja forma, necesitamos acabar con la anticipación negativa que se ciñe como amenaza de profecía autocumplida. Si pienso en el pasado del maldito elefante azul, no podré quitármelo de la cabeza y volverá de nuevo. Un asesinato mental, sin compasión, es cruel pero efectivo. La forma de terminar con los pensamientos negativos es sustituirlos por otros más efectivos.

C) CREAR RUTINAS disruptivas. Pensar hacia dentro, jugar hacia fuera. Lo hace, en cada punto que disputa, Rafa Nadal. Concentración, activación y ejecución. Por este orden. Lo que observo hasta ahora en el Real Zaragoza es que comienza por la última fase y cuando llega a la concentración ya le han metido varios goles.

D) TENDEMOS A creer que lo que pensamos es cierto. Y eso no siempre es correcto. Entre lo que se piensa y la realidad hay una distancia de la que conviene ser consciente. Para bien y para mal. Los jugadores maños están jugando como piensan en lugar de como saben.

E) LAS TÉCNICAS de relajación ayudan a situar en el presente las amenazas del pasado, para dejar limpia la pista del despegue hacia el futuro. Otra herramienta que podemos sumar a nuestro maletín de urgencias mentales. Y para finalizar, un consejo menos científico pero que suele ser útil en el deporte cuando lo comento con mis chicos del fútbol base. En una situación de amenaza y duda, en la que no sepas que hacer, hay algo que nunca falla: muévete y corre. Eso nos distingue de los zombis.