Desde el Ayuntamiento de Zaragoza aducen ahora que no es seguro que la reorganización de las líneas del autobús entren en funcionamiento este mes y responsabilizan de ello a la empresa. Seguro que habrá motivos técnicos que impidan el cumplimiento de plazos, pero como siempre, el usuario es el que sufre las consecuencias de unas decisiones que ya se llevaban tiempo planeando. Una flota de buses con la experiencia de la de Zaragoza no puede tener tantos problemas para alargar rutas o modificar frecuencias. Hay que agilizar.