Toda la población que ha perdido Aragón desde el 2011 es inmigrante. Así se despachó el viernes la presidenta Luisa Fernanda Rudi, a una pregunta sobre el descenso demográfico que le formuló el presidente del grupo parlamentario socialista, Javier Lambán. Posiblemente, imaginaba la regidora aragonesa que con esa respuesta no había hueco para otras críticas, pero fue peor el remedio que la enfermedad. En una comunidad castigada por el envejecimiento y la despoblación, debería haber más preocupación por cómo invertir la situación. Porque los habitantes de un territorio son un activo.