En España, los hijos con padres con educación superior ganan un 48% más que los de los padres sin estudios y el 66% del 20% más pobre se quedará ahí, como una herencia inamovible. La media de semejante sentencia estadística en los países más ricos es solo del 57%, según el estudio ¿Un ascensor social roto? Cómo promover la movilidad social de la OCDE. En los países nórdicos, cuando vienen mal dadas en una familia, las ayudas al desempleo y las becas garantizan el acceso de los hijos a la universidad, evitando que la siguiente generación se quede descolgada en el potencial uso del ascensor que lleva a las plantas del bienestar. Aquí, los apoyos en situaciones similares no pasan de la supervivencia del presente, creando un bucle de difícil salida y aplazando la resolución a generaciones venideras. En España hay más de 600.000 hogares en los que no entra ningún ingreso y, con datos del 2015, el abandono escolar rozaba el 20%. Un mezcla que dibuja escenarios en los que se acumulan perspectivas poco halagüeñas para aspirar a mejores condiciones de vida, cuando el riesgo de pobreza o exclusión social alcanza casi el 27%, tres puntos más que hace una década. Y Eurostat alerta de que el 22% de la población a pesar de tener ingresos sufre dificultades para cubrir sus necesidades. Si la España vaciada ha entrado en campaña y, es de suponer, con la consciencia de que su potencial recuperación exigirá muchas legislaturas de seguimiento, no estaría de más que puestos a abordar problemas a largo plazo se incluyeran los de la pobreza heredada.

*Periodista