Las encuestas no están siendo favorables para Podemos. En todas ellas, el partido de Pablo Iglesias pierde diputados y puntos. En todas queda por detrás de los Ciudadanos de Albert Rivera, y al menos diez puntos por debajo del PSOE de Pedro Sánchez, al que a punto estuvo de hacer sorpasso.

Particularmente dolorosa ha debido parecer al equipo de Pablo Echenique, responsable de Organización, o más bien de la desorganización del partido, la encuesta del País Vasco. Podemos, que había ganado allí hace cuatro años, puede perder ahora tres diputados de sus seis. Uno podría ir para el PSOE, otro para el PNV y un tercero para Bildu.

¿Por qué? ¿Cuáles son las causas del decaimiento de la nueva izquierda? ¿Su modelo de oposición, de gestión, de elección interna? ¿Su radicalismo, su prepotencia, su soledad? ¿Su inocencia, su inexperiencia?

Los socialistas podrían añadir: y nuestra clara recuperación; pero eso, como siempre que en política nos referimos a la teoría de los vasos comunicantes, como parece ser el caso entre PSOE y Podemos, no dejaría de enunciar una verdad a medias. Aquel elector que votó PSOE hace ocho años, Podemos hace cuatro y PSOE ahora, es un votante socialista; en cambio, si ha votado dos veces seguidas a Iglesias, en las generales, municipales, autonómicas y europeas, es votante de Podemos. Al darse ambas variantes, Podemos baja.

Iglesias ha hecho un poco de autocrítica, pero Echenique apenas. Y eso que en sus demarcaciones aragonesas, por las que apenas ha vuelto desde que se fue a Madrid, el caos ha sido la tónica pre-electoral.

Podemos en Aragón se ha dividido de facto y va a dividir sus votos en dos partidos distintos, el de Pedro Santisteve y el de Nacho Escartín. ¿Cuál es el de Iglesias? Según el secretario general, Santisteve. ¿Y el de Echenique? No se sabe. ¿Y el de Alberto Garzón? No contesta. ¿Y cuáles son las diferencias ideológicas entre Santisteve y Escartín? ¿Es el primero más progresista que el segundo, el segundo más de izquierdas que el primero?

En medio de semejante desorden, el PSOE se esfuerza por mostrar una sola y ordenada lista. Vencer al amigo es tan importante o más que derrotar al rival.