Zaragoza en Común ya contaba con que no iba a repetir el éxito de hace cuatro años en el ayuntamiento de la capital aragonesa y que perdería muchos votos con tanta fragmentación. Pero lo que nunca imaginó Nacho Escartín es que la caída de Podemos en la comunidad iba a seguir la estela de Pablo Iglesias, pero a lo grande. Y lo más importante para la gobernabilidad en tres de las instituciones más importantes de Aragón: que abre una doble posibilidad de pactos en los que el grupo de izquierda se queda fuera.

La victoria de los socialistas puede servir para poco, lo mismo que hace cuatro años le pasó a los populares. Es verdad que han ganado las elecciones, que Javier Lambán ha repetido prácticamente los resultados de hace un mes, en las elecciones generales, y ha sumado muchos más escaños en las Cortes que hace cuatro años. Y también ha conseguido Pilar Alegría dar la vuelta al Ayuntamiento de Zaragoza y tener cuatro concejales más. Pero puede ser una amarga victoria porque las derechas consiguen sumar mayoría en las dos instituciones. Y parece que se trataba de eso. Los populares de Beamonte y Azcón han perdido diputados y concejales respecto al 2015. Pero podrían gobernar.

Y ahora se abren unos pactos que pueden llegar a ser diabólicos y que, probablemente, no solo se fraguarán en Zaragoza sino también en Madrid y los líderes nacionales tendrán mucho que decir. Porque así como las derechas suman pueden darse combinaciones entre el PSOE y Ciudadanos que les lleven a gobernar la DGA y los ayuntamientos de Zaragoza y Huesca. Aquí se dependerá de si Albert Rivera quiere intentar convertirse en el auténtico líder de la derecha española (aunque lo tiene más complicado que hace un mes porque no ha dado el sorpasso al PP. Ni en Zaragoza capital, que sí lo hubo el 28-A) o si continúa estando al frente de un partido bisagra que facilite gobiernos con la derecha, en unos territorios, como en Madrid, y con la izquierda en otros, como puede hacer aquí. O no. Ahí va a estar la clave. Ciudadanos tiene la llave.

Y junto a Cs, el PAR de Arturo Aliaga. Cada elección va perdiendo apoyos, pero es imprescindible. Hace unas semanas, su líder dijo que se arrepentía de haber estado en la plaza de Colón. Quién sabe si ahora escenificará ese rechazo.