Podemos ha incrementado su tono crítico hacia el PSOE, con quien gobierna en el PSOE. En un cambio en su estrategia, tal vez como forma de contentar a su electorado y para desviar la atención ante los continuos ataques que recibe de una parte de la opinión pública, lleva una semana lanzando diversos órdagos al PSOE. Si hace solo tres días cuestionaba el papel de la ministra de Educación, Isabel Celaá , en torno a la vuelta a las clases, ayer advirtió a los socialistas que no participarán en unos presupuestos que se negocien con Ciudadanos.

En su justificación, la formación morada considera que cualquier acuerdo con la formación que lidera Inés Arrimadas implicará recortes, y no serán tan sociales como indica el acuerdo de Gobierno entre el partido de Pablo Iglesias y el de Pedro Sánchez. Obviamente, cada partido es libre de definir su estrategia y marcar sus propios tiempos, pero la formación morada debe medir bien la oportunidad, en un momento crítico, de abrir fisuras en una coalición que ya tiene bastante con gestionar una crisis en la que está encontrando escasos apoyos. Probablemente, sean incompatibles los presupuestos de Podemos con los de Ciudadanos, pero en una situación tan crítica como la que se está viviendo como consecuencia de la pandemia, no parece que sea el momento de vetos. Cuantos más partidos sumen, mejor. Tiempo habrá para confrontaciones políticas y marcar líneas ideológicas. Pero abrir ahora una polémica con su socio no parece lo más oportuno.