Podemos acaba de inventar en Aragón una nueva forma de pronunciarse en un parlamento: no pronunciarse. Ayer debía aprobarse el techo de gasto como paso previo a la tramitación del dichoso presupuesto de la comunidad, y como la formación morada quería rechazarlo, pero hacerlo ponía en peligro que las Cortes le dieran luz verde si el PP votaba en contra, optó por no votar. Como si no estuvieran en el pleno, o como si hablaran un idioma ininteligble. Ni sí,ni no, ni abstención. Podríamos llamarle el no voto. o el posvoto, igual que a la mentira se le califica ahora de postverdad. Podemos envejece en Aragón a pasos agigantados, dilapidando el capital acumulado y provocando estupefacción.