Escribía hace poco que la política española era cosa de cuatro, PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos, pero me temo que haya que ampliar la mesa de juego a un quinto participante, jugador o contendiente: Vox. Cuyo primer descarte andaluz ha demostrado que no va de farol y que puede dar juego o arruinar combinaciones de cartas electorales, incluso retirar a algún jugador.

¿Hay ases entre esas cartas, aunque sea uno solo? No se sabe, no se ha visto.

Las últimas encuestas han venido apuntando una cierta aproximación, hacia la igualdad, entre las cuatro primeras siglas antes citadas. Situados en torno a un veinte por ciento de intención de voto, los cuatro principales partidos deben llevar meses haciendo cábalas sobre sus hipotéticas alianzas, sin que nadie se atreva a firmar ni rechazar uno u otro descarte.

En principio, se da por supuesto que Partido Popular ligará con Ciudadanos y PSOE con Podemos, unos a la derecha, a la izquierda, los otros en el tapete.

Digo en principio porque no debe olvidarse que Ciudadanos ha apoyado a los socialistas andaluces de Susana Díaz y que la única foto de hombre de Estado que Albert Rivera se ha hecho en el Congreso de los Diputados fue aquélla en la que posó con Pedro Sánchez para firmar una alianza de gobierno que expulsara a Mariano Rajoy del poder.

La quinta carta en el reparto del mazo, la de Vox, viene a complicar estas dobles parejas, a deshacer su empate con un trío, como el que acaba de quebrar la banca en el palacio casino de San Telmo.

Santiago Abascal, el jugador de Vox, puede ganar sin ganar y nada tiene que perder aceptando de momento unas reglas de juego que probablemente alterará cuando le toque el turno de crupier. ¿Se cubre, arriesga, hace, recibe señas? Es un jugador desconocido, un forastero que acaba de llegar a la ciudad del vicio (teniendo la política un cincuenta por ciento de virtud).

Para Alfonso Guerra, que ya no juega al póker del poder, sería otro tahúr del Missisipi, pero sentado bastante más a la derecha que Adolfo Suárez.

Cinco cartas, en cualquier caso, las que cuentan en una nueva baraja electoral, a cortar el próximo mes de mayo, tal vez con naipes marcados.