Pasa Pedro Sánchez por Zaragoza, de la mano de Susana Sumelzo, y hay gente, hay fotos y hay suspense porque el ex se mantiene vivo en la batalla pre--electoral socialista. Aunque sus posibilidades no parecen ganadoras ahí está, como candidato, a pie de calle y de militancias, agitando conciencias, más que ideas, porque muchos siguen, seguimos sin saber qué socialismo es el pedrista, si reformista o revolucionario, nórdico o latinoché, socialdemócrata o mediopensionista

Puede que Sánchez, en el fondo, tampoco lo sepa muy bien, como tampoco parecen saberlo ninguno de sus dos rivales, Susana Díaz y Patxi López. Ni la andaluza ni el vasco han especificado si van a socializar, nacionalizar, derogar o reformar algo, determinados sectores, leyes, autonomías, estatutos, a corregir salarios o desigualdades; si España va a seguir o no aliándose con el protofascismo USA de Trump y Bannon, si se cambiará la Ley Electoral, si seremos pacifistas o belicistas en los conflictos que están al caer...

En los tiempos que corren, las ideas han dado un paso atrás y las estrategias otro al frente, de manera que la política, como muy bien sabe Pablo Iglesias, es, ahora más que nunca, el arte de la conquista del poder.

Para ocuparlo, los partidos, incluidos los jóvenes, los nuevos, han diseñado recursos, eslóganes, promesas, gags, confrontaciones o programas (mejor si son de televisión) tendentes a seducir a grandes públicos. De ahí la constante exposición ante los medios, en una suerte de gran hermano en casa de los políticos, y la ausencia deliberada de contenidos teóricos que puedan confundir o aburrir a un público generalista no precisamente inclinado a los debates en profundidad.

De este modo, y si en el PSOE, como se está viendo, no hay debate ideológico sino lucha por el poder, dicho esquema se repite con matices en Podemos, donde la disputa del liderazgo entre Iglesias e Iñigo Errejón no comporta grandes diferencias de fondo, pero sí en el modo de conquistar el poder. Iglesias quiere ocupar el lugar del PSOE, previo hundimiento socialista, mientras Errejón apuesta por coaliciones de izquierdas para desbancar al PP. Desde la derecha se ve con mayor preocupación la opción de Errejón.

Mandar, gobernar, eso es lo que importa. Qué hacer una vez en el sillón, ya se verá.