«Ceo que tenemos que hacer un análisis de qué sociedad estamos construyendo y, sobre todo, que eso a la izquierda se le da muy mal, si queremos financiar las pensiones y la salud debemos pensar en cómo tener más niños y no en cómo los abortamos». Estas son las palabras exactas que dijo Pablo Casado, actual líder del PP, la semana pasada. Sin trampa ni cartón. Según Casado, vivimos un invierno demográfico en España (es lo único de verdad y con sentido que ha dicho en los últimos tiempos) y claro, las mujeres tenemos que dejar de abortar en masa para parir hijos que nos paguen las pensiones en el futuro. Ya sé que esta semana se lleva hablar del juicio a los independentistas, pero a mí me preocupan más estas declaraciones de Casado, que para hoy ya habrán quedado sepultadas por una avalancha de nuevas tonterías. Es que las llevo clavadas muy dentro. Porque otra vez un señor vuelve con la matraca de que las mujeres tenemos la obligación de parir (ahora para procrear obreros, coartada económica, pero la excusa puede ser religiosa o moral indistintamente). No dejan de fascinarme esas personas que les dicen a otras lo que tienen que hacer con su vida. Y me fascinan individuos que, como Pablo Casado, siguen pensando que una decisión tan crucial como traer un hijo al mundo la pueden tomar ellos por mí. Es que hay tanto por reivindicar el 8 de marzo que se va a quedar el día corto. Yo, por si acaso, quiero que nadie lo olvide: ningún derecho es intocable. Nada de bajar la guardia: lo vintage está de moda, y más que nunca, en política. H *Periodista