Poner de relieve paralelismos entre la actualidad y las series de televisión es una de las mejores maneras de conectar con los alumnos en la facultad, y diría que también con los amigos en el bar. Despierta interés y provoca comentarios, debate. Y en las mejores series está la política, lo observemos o no a simple vista. Aquí un apunte sobre mis series de esta temporada, diría que sin desvelar nada que agüe la fiesta a quienes no las hayan visto. Sin spoilers.

Juego de Tronos, sin duda, nos ha demostrado cómo un adversario extraordinario puede ser la excusa para unir a rivales históricos, y a la vez cómo esta excusa puede durar poco si los enemigos íntimos básicamente lo que quieren es destruirse entre ellos. ¿Les suena un poco?

Stranger Things ha confirmado que terceras partes acostumbran a ser buenas. Nos ha emocionado con una historia interminable, como lo parecen muchas tramas políticas del mundo real. Y ha convertido a los espectadores en niños. Como la política, pero en agradable.

Big Little Lies nos recuerda que no es oro todo lo que reluce. La fragilidad del momento líquido que vivimos nos lleva a menudo a loar a ídolos de papel que, por ejemplo políticamente, tan pronto son sinónimo de estabilidad como de todo lo contrario.

Killing Eve nos demuestra cómo hasta un(a) psicópata puede llegar a atraer y fascinar. No hace falta pensar demasiado para que nos venga a la mente algún paralelismo en forma de líder mun-

dial, ¿verdad? Cosas de la política en serie. H *Periodista