El VIII Simposio de Hidrogeología que se celebra en Zaragoza a lo largo de esta semana puede ser una excelente ocasión para definir la nueva política de gestión del agua. La coincidencia en esta reunión de especialistas en el tema y de altos cargos de las administraciones debería permitir avanzar en los criterios que el actual Gobierno va a seguir en dicho terreno. Tras decenios de confusión y demagogia, la era post-PHN tendría que caracterizarse por la formulación de nuevas alternativas, que deben ser claras, factibles y equilibradas.

En estos momentos persisten notorias dudas sobre la orientación de la política hidráulica, sus líneas básicas y la relación entre las instituciones que deben decidir al respecto. En este sentido son muy elocuentes los recientes desencuentros entre el Ministerio de Medio Ambiente y el Gobierno de Aragón, como lo es el hecho de que administraciones regidas hoy por el mismo partido no encuentren un lenguaje común a la hora de definir los ejes de la nueva política .

España, afectada directamente por la normativa y los sistemas de asignación de fondos de la UE, está obligada a renovar sus doctrinas hidrológicas. Pero este proceso debe hacerse sin equívocos ni prejuicios políticos. Esta vez hay que saber acertar.