Una de las características permanentes de nuestra sociedad es asimismo su permanente capacidad para convertir en permanentes aquellas lacras que no deberían permanecer entre nosotros ni un segundo más, pero que han permanecido, permanecen y, mucho me temo, seguirán permaneciendo mientras las instituciones hagan la vista gorda y algunas incluso colaboren directa o indirectamente. Una de esas lacras es la prostitución. Otra, estrechamente ligada a ella, la pornografía.

La directora de cine y ensayista Mabel Lozano acaba de publicar, junto con Pablo J. Conellie, un libro denuncia, pornoXplotación (la mayúscula en el título es la X), para tratar de minimizar o, al menos, advertir sobre los peligros de la pornografía como una nueva y universal plaga.

'PornoXplotación' (editorial Alrevés) abre sus páginas con el relato de una joven prostituta forzada a practicar el 'bukkake', perversión erótica consistente en recibir el semen de decenas de hombres, hasta quedar convertida en algo que muy poco tiene que ver con un ser humano. Otras modalidades extremas serían 'raw' (porno duro), 'hardcore' (más duro todavía); 'gonzo' (invita a participar al espectador) 'sexting' (envíos de contenido sexual), 'morphing' (simulación de sexo con menores)…

La difusión de estas prácticas pornográficas a través de las redes, su extenso alcance y, a menudo, su gratuidad, están «normalizando» o alejando del ámbito penal prácticas eróticas que a todas luces deberían estar prohibidas, y en las que la mujer suele desempeñar un papel, de tan humillante o sumiso, rayano en la esclavitud. De hecho, muchas de las actrices porno son captadas como esclavas sexuales por proxenetas que, además de explotarlas con servicios a los clientes las obligan a filmar películas pornográficas en cualquiera de los precarios estudios de Estados Unidos, Hungría, Rumanía o Barcelona. Los actores y actrices porno cobran cantidades irrisorias por cada sesión, carecen de seguridad sanitaria o laboral y nunca pueden controlar el destino de las imágenes que han grabado, aberraciones incluidas.

'PornoXplotación' se lee con la pasión de una novela, pero con la fuerza desgarradora de una horrible realidad. La de tantas mujeres, muchas muy jóvenes, y también hombres dominados por las mafias o adicciones al porno.

Un libro que es como una vacuna.