Cabía suponer que Cristina Cifuentes dimitiría tarde o temprano por lo del máster fraudulento. Es lo obligado en cualquier democracia de calidad. Pero no estábamos preparados para tan crudo desenlace, tras mes y pico de mentiras, desplantes, intoxicaciones y maniobras en la oscuridad. ¡Qué final!: el vídeo infamante, la posibilidad de que estemos ante otra faena del dúo Villarejo-Inda, la grotesca despedida de la ahora ex-presidenta de Madrid... Tan sucio climax ha superado todo lo visto hasta ahora. Ni surreal ya, ni absurdo ni grosero, el espectáculo ha degenerado en pura y dura pornografía política. Por eso ha acabado dejando en muchos espectadores una pastosa sensación de asco y vergüenza. Cuando Cifuentes aseguró que era el precio que pagaba por luchar contra la corrupción, gran parte de la ciudadanía entró en shock.

El PP se está viniendo abajo (y ahí llega Cs). Sujeta a una organización muy vertical y fuertemente jerarquizada, la gente honesta y razonable que milita en lo que fue la gran derecha poco puede hacer. Tendría que pasar primero por encima del cadáver (político) de Mariano Rajoy, cuya larga trayectoria se revela sin tapujos como letal para su partido y, lo que es peor, para España. El daño que la cúpula conservadora (antisistema total) les ha hecho a las instituciones es irreparable. El legado del 78 está por los suelos.

Una vez visionado el bochornoso espectáculo representado en Madrid, queda la agria sensación de que las cosas no pueden seguir así. Esta atmósfera tóxica, el zumbido de los ventiladores orientados hacia la mierda, los argumentarios envenenados, las maniobras en las cloacas del Estado... es demasiado. Ningún país puede funcionar con normalidad cuando la sospecha se ha generalizado y las élites, las mismas que truenan a diario contra los populismos, se aplican con inusitado fervor a destrozar todo contrato social y toda lógica, siempre que les suponga algún beneficio. Cifuentes se va (pero no, que seguirá mandando en el PP madrileño). Y tras ella solo queda tierra quemada. ¡Puaaaj! H