El nuevo secretario general de CCOO, Unai Sordo, se ha estrenado con dos frases que pueden augurar una nueva crisis social: «O los jóvenes se organizan o lo pasarán mal» y «hay que desincentivar la contratación precaria». Reflexiones ambas perfectamente relacionadas. El Banco de España en el informe Medidas alternativas de desempleo para la economía española asegura que el contrato a tiempo parcial involuntario se enquista y que la tasa de desempleo (hoy del 18%) ascendería al 30% si se incluyeran a los trabajadores subempleados. La reforma laboral del 2012 que introdujo la posibilidad de realizar horas extras a los trabajadores con contrato parcial ha hecho crónica la situación. Un estudio de la firma Randstad, de recursos humanos, afirma que en Aragón, las horas extras hacen perder el equivalente a 3.500 empleos. Los recientes datos del INE y del Consejo de la Juventud muestran que más de la mitad de la juventud está empleada de forma temporal y además su tasa de paro es estratosférica. El salario medio de este colectivo ronda los 800 euros y deben enfrentarse, por ejemplo, a noticias como la de que en 48 provincias, el alquiler de vivienda ya supera el del 2007, en plena burbuja. Un cúmulo de situaciones cuya repercusión ya no hace falta trasladar al largo plazo. Ahora mismo, el Consejo de Ministros ya ha tenido que aprobar un crédito de 10.000 millones para que la Seguridad Social atienda las pagas extras de las pensiones. Con la hucha, escuálida, y las cotizaciones ya no se llega. Las luces de alerta se van encendiendo una tras otra.

*Periodista