La militancia de la izquierda se agolpa ante las urnas teñidas de incertidumbre para apostar (o no) por un gobierno progresista. Las filas del PSOE, de Unidas Podemos y de Esquerra Republicana deben dilucidar qué gobierno pretenden tejer para los próximos años.

La fumata blanca que anhela un país sin gobierno depende de tres partidos políticos que plantean a su militancia preguntas inertes para concluir en el drama de todos: ¿Los nacionalistas deben seguir condicionando la suerte del país a sus fines egoístas?

Las preguntas planteadas por los tres partidos denotan la simpleza de su compromiso con el electorado. Y dejan en evidencia el poco respeto que le tienen a sus militantes con preguntas huecas y trufadas de inconcreción.

No habrá nunca una pregunta en una consulta a la militancia que no satisfaga el resultado al líder. Es de perogrullo. Nunca el poder será capaz de articular mecanismos para limitar su propio poder.

Aun así, las tres preguntas ambiguas planteadas por cada partido a su militancia, sin explicar el fondo del acuerdo, son el caparazón más ridículo para actuar con una carta blanca de consecuencias desconocidas. Una parodia más propia de los sketches de Pantomima Full que de la seriedad que se le presupone a un partido político que decidirá el futuro de un país.

Mientras perduran las dudas sobre si el nacionalismo excluyente seguirá dictando el futuro gobierno del país, Javier Lambán se muestra contundente remarcando el no del PSOE. El presidente aragonés es categórico con las intenciones de Sánchez por alcanzar un acuerdo con ERC, con el beneplácito del proclamado vicepresidente Iglesias.

La intención de buscar el permiso de los separatistas para conformar un Gobierno de España es inaceptable. No hay ni una pizca de sensatez en la intención de aspirar a gobernar un país con aquellos que lo quieren liquidar. Es un bomba de relojería que propiciará el drama de todos. La inconsistencia ideológica del PSOE respecto al nacionalismo comienza a ser crónica. Es indiscutible que el nuevo socialismo de Pedro Sánchez ha dejado la lucha de clases o la revitalización del Estado del bienestar para enredarse en los derechos de tercera generación junto a la insostenible lucha de las naciones excluyentes.

El sanchismo debe explorar otras vías más plausibles, estables y cabales. O el PSOE seguirá secuestrado por el nacionalismo apuntalando el drama de todos.