La fundación que lleva el nombre del príncipe heredero ha otorgado el premio de la Concordia al Camino de Santiago. ¡Cuánto suelo, polvo, agua, matorrales, monumentos y demás vinculaciones estarán la mar de contentos! Encrucijada de caminos y diferencias, crisol de culturas y luminaria de occidente y del pensamiento católico, la verdad es que los diferentes caminos santiaguiños, merecen tal distinción, aunque, ¿quién la recogerá? O mucho yerro o serán, al alimón, dos gallegos, Manuel Fraga, vertiente civil y monseñor Rouco Valera, la cristiandad en estado químicamente conservador. Parece lógico, sobre todo porque han sabido rentar mejor nadie las bondades peregrinas. Y en esas estamos cuando surge la inevitable pregunta ¿dónde quedará Aragón en tales fastos? Nuestras autoridades, tan olvidadizas y un tanto aprisa y corriendo, nos van a machacar en días venideros con la importancia del tramo aragonés, hasta ahora descuidado y escasamente rentabilizado. Nunca es tarde si la dicha es buena, pero el ejemplo sirve para, una vez más, poner de manifiesto la desidia y falta de magín con la que se trata el turismo por estos lares y los codazos que se darán las autoridades para estar en primera fila. *Profesor de Universidad