Como de una carrera se tratará la población de este país está ya con un pie en la línea de salida esperando el pistoletazo que ponga fin al estado de alarma y las fases sanitarias dejen de tener sentido al abrirse la movilidad.

Algunas personas se afanarán por esprintar cómo si fuera una competición de 100 metros lisos. A toda velocidad. A hacer todo lo que no han podido durante el confinamiento: comprar, ir a restaurantes o al cine, a tomarse una cerveza en la barra de un bar, alguna juerguecita.

Otras harán un largo recorrido, como los 42,2 kilómetros de una maratón. Con un ritmo más lento pero constante. Medirán sus fuerzas y las irán dosificando. Posiblemente aplacen sus vacaciones, irán quedando tímidamente con amigos, cuando… Paso a paso. Nuestros científicos, los que siguen a pie del cañón en sus laboratorios, ya hace días que emprendieron una prueba de relevos. Por fin disponen de esa financiación que tanto reclamaban para ser «un país de ciencia», aunque sea en este momento por causa mayor. Van avanzando contrarreloj para poder pasar el testigo a los veterinarios, quienes han de probar sus logros en animales. Y, si todo va bien, por fin, pasarán el último relevo a los médicos, los farmacólogos clínicos, quienes lo testarán en los humanos. Posiblemente, la carrera más realista, sea la de los 3.000 obstáculos, en la que llegar a la meta es cuestión de combinar la resistencia y la fuerza para superar las adversidades del recorrido. Es decir, mantenerse firme en las medidas de distanciamiento social y de higiene para poder salvar los obstáculos y recaídas que vamos a encontrar por el camino. Porque ya estamos viendo lo que esta pasando en países como China.

También los hay que se quedarán en el punto de salida. ¡Madre mía! Aquellos que están a vueltas con el demonio, los fetos en las vacunas, la «eco social» o el chip del 5G. A esos que restan tanto, dejémoslos en el sitio que están y no hagámosles mucho caso. Supongo que están dolidos por no poder brillar en tiempos oscuros. En este rincón ,observo todas estas carreras y no puedo ver cómo será la meta. Desde el optimismo creo que habrá medicamentos y vacunas que nos volverán a la normalidad, pero ¿no habremos cambiado tanto los seres humanos para que nosotros mismos hagamos que esa normalidad sea diferente? Ojalá lleguen pronto los abrazos y los encuentros sanos, mientras sigan respetando las normas sanitarias y piensen que ya estamos en casi 8 millones de personas contagiadas y 450.000 muertos. Que sepamos.

*Socióloga