Fue un discurso institucional. Su traje negro, la corbata roja fusión y el pin dorado con el escudo de Aragón en la solapa no daban ningún tono ideológico a la figura del candidato a repetir como presidente del Gobierno de Aragón. Ayer no lo necesitaba. (Hoy, quizás tendrá que exhibirlo un poco más). Javier Lambán tenía que dar cabida a muchos en su discurso de investidura y por eso sus palabras fueron cómodas. Casi una hora de intervención desde la tribuna de las Cortes, unas 7.700 palabras, en las que sobre todo destacaron tres: centralidad, moderación y transversalidad.

Era el único discurso posible para encajar en este traje a medida que ha logrado tejer durante 65 días en el que caben todos. Por eso es un traje amplio con el que a la triple derecha se le deja con muy pocos argumentos. El candidato defendió que el pacto entre PSOE, PAR, Podemos, CHA e IU era el único posible. Se puso en valor al decir que como en la anterior legislatura cumplió con el 91% del programa de gobierno, ahora se siente capaz de la reválida con más apoyos parlamentarios. Y abogó por un nuevo contrato social para Aragón. Ahí es donde apostó por defender y potenciar los servicios públicos del Estado del bienestar, airear un aragonesismo muy español y defender el Estatuto de Autonomía como factor clave para la potencialidad del territorio. Y ahí se quedó.

El presidente demostró estar muy centrado, algo que no le viene de pronto, es decir que no hace de la necesidad virtud, según recordó, sino que se remontó al último mensaje de Año Nuevo. Es más, habría que irse hasta el discurso del Día de Aragón del año pasado, para ver los primeros síntomas claros de esa centralidad a la que ayer tanto apeló para aunar sensibilidades.

A diferencia del discurso de investidura de Lambán de hace cuatro años, no hubo ayer medidas muy concretas. Primero porque en el 2015 estaba solo y tenía que confluir menos, y segundo porque su propio Gobierno ha cambiado mucho en la pasada legislatura el panorama territorial. No habló de la izquierda, de las políticas progresistas, de la precariedad laboral y tuvo escasas referencias a la situación del Gobierno de España y a la fallida investidura de Sánchez. Silencios muy elocuentes, pero ayer no tocaba hablar de eso. Estuvo hábil. Y centrado.

Hoy llegará el auténtico debate, pero no se divisa a la mejor triple derecha en la Aljafería. El golpe de PSOE-PAR y el triunfo negociador con Podemos parece haber dejado grogui a los tres partidos de la oposición que tan solo despuntarán por alguna buena ocurrencia de esa, también, Unión Temporal de Empresas. Quizá el que mejor lo va a tener para hacer oposición es IU, que no va a tener el espacio de la izquierda tan concurrido como la derecha y ayer ya se vio en algunas de las críticas que el líder Álvaro Sanz lanzó al centrado Lambán, al que, pese a todo, apoyará en este pacto muy maduro.