El famoso pen drive con los Presupuestos Generales del Estado para el año 2018 ha llegado finalmente al Congreso de los Diputados tras su aprobación en el Consejo de Ministros. Las medidas estrella presentadas por el ministro Cristóbal Montoro se confirman: subida de las pensiones, especialmente las más bajas, y reducción de impuestos también para las rentas más bajas, aunque en algunos casos solo durante la segunda mitad del año y condicionada a la aprobación del proyecto de ley. Una posibilidad, por ahora, muy remota.

La vigencia de la aplicación del artículo 155 en Cataluña bloquea el apoyo del PNV. La operación de presión lanzada desde este lunes sobre el PSOE para que preste a cinco diputados ha sido hasta ahora tan torpe como ineficiente. Y las concreciones que se van conociendo no ayudan mucho. Porque suben las pensiones, cosa que podría atraer a los socialistas si se les hubiera dado algún papel en las negociaciones, pero proporcionalmente sube más del doble el gasto en el Ministerio de Defensa. Sube la inversión pública, cosa que podría resultar hasta keynessiana, pero se congela el gasto en vivienda.

El único estímulo que se parece intuir en el proyecto de Presupuestos para lograr el apoyo que se necesita es en el ámbito autonómico. Andalucía recibe un incremento de la inversión pública superior a la media, pero no equivalente a su peso ni en PIB ni en población, lo cual podría ser un incentivo para que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ejerciera de contrapoder en el PSOE. Y se inicia un proceso, tan lento como farragoso e incierto, para permitir a las autonomías y a los ayuntamientos gastar a cuenta de la deuda que mantiene con estas administraciones el Ministerio de Hacienda. Es un mecanismo difícil de explicar pero que en muchos casos podría aliviar las arcas de las comunidades autónomas y de los municipios a pocos meses de la convocatoria de las elecciones locales. Un incentivo más que puede buscar una mayor presión de los denominados barones hacia la direccion socialista e incluso podría resultar una ayuda para los candidatos del PP allí donde son alternativa. Igual es en estas zanahorias en las que está pensando ahora Montoro para que el presidente Rajoy consiga los apoyos que no tiene al inicio de la tramitación. En conjunto, unas cuentas más pensadas en clave de táctica electoral que de estrategia económica.