Con un incremento global de casi el ocho por ciento, los Presupuestos de Aragón para el 2005 presentan un rotundo y adecuado perfil expansivo. Nuestra comunidad está en un momento que requiere decididas apuestas inversoras tanto por parte de las instituciones públicas como por el sector privado. Por otra parte, la DGA puede exhibir una trayectoria financiera lo suficientemente cautelosa y seria como para justificar en estos momentos un leve pero significativo arranque de audacia.

El incremento razonable del gasto público es un factor utilizado universalmente como acicate para los periodos de expansión al igual que para crear mecanismos que amortigüen las fases recesivas más duras, siempre y cuando no se creen agujeros negros . Bajo tal criterio, el Gobierno aragonés puede y debe permitirse el proyectado paso adelante que permitirá paliar la debilidad financiera del Ayuntamiento de Zaragoza y complementar los proyectos inversores de otras administraciones. Ello no es óbice, sin embargo, para que nuestra comunidad aspire a que el Gobierno central repare la enorme parte que le corresponde en el clamoroso déficit de capitalización pública que arrastra Aragón.