Esta semana se han presentado en Aragón las plataformas que apoyan a Susana Díaz y a Pedro Sánchez en las primarias del PSOE. El aparato de los socialistas está remando de lo lindo para convencer a la militancia de que la líder andaluza es la mejor opción para el futuro del partido. La labor casi pedagógica está siendo ardua porque el enfado en las bases es mayúsculo. Javier Lambán y los suyos saben que tienen que echar el resto, que no vale solo con ganar, sino que lo ideal sería hacerlo con cierta holgura. El PSOE aragonés oficialista no ha disimulado sus preferencias. Con Lambán a la cabeza, está claro que la apuesta es por Susana Díaz. En una federación unida como la de Aragón, el triunfo de Díaz supondría un refuerzo al liderazgo del presidente autonómico. La victoria de Sánchez, dicen, el caos. Así que toca convencer puerta a puerta a los militantes, muy cabreados con la abstención del PSOE, y también con ciertas actitudes del líder aragonés, con tuits como el de Operación Triunfo o con alguna declaración fuera de tono. Existe la confianza en la victoria de Díaz, pero no la certeza. Y los sanchistas, con Susana Sumelzo a la cabeza, también van a jugar sus cartas. Los casos de corrupción que corroen al PP dan la razón a los que se opusieron a que Rajoy siguiera en La Moncloa. Cada escándalo son votos para Pedro Sánchez. Pero el PSOE aragonés (el de Lambán) piensa que el futuro de su partido pasa por Susana Díaz. Colocaría en su ejecutiva a dos aragoneses, Pilar Alegría e Ignacio Urquizu.

*Periodista