La primavera la sangre altera y eso es precisamente lo que le está pasando al mundo asiático, especialmente a las dos Coreas (en guerra oficial desde hace 65 años); y a China, principal socio comercial y político de Corea del Norte, pese a que en los últimos tiempos el gigante chino diera su parabién en la ONU para sancionar el programa nuclear del líder del norte, Kim Jong-un. El deshielo comenzó el pasado diciembre en los Juegos Olímpicos de Corea del Sur, en los que los norcoreanos decidieron participar después de décadas de no contacto. Tras este hito, el anuncio del acuerdo entre ambas Coreas, de celebrar a finales de abril una cumbre bilateral, una reunión que hará historia entre las relaciones de ambos países, pues es tan solo la tercera en más de seis décadas de conflicto abierto. Objetivo: que en esa Casa de la Paz, situada en la zona desmilitarizada que separa a los dos países, Moon y Kim, en ese primer encuentro que tendrá lugar entre líderes de las dos Coreas desde 2007, se sellen las bases para un futuro marco de negociación sobre el programa nuclear norcoreano, que termine en la desnuclearización de Corea del Norte, asunto que tanto preocupa a China y EEUU. Lo curioso es que Kim acabe de reunirse con su homólogo chino para dar pasos en ese problema de desconfianza mutua, y que haya aceptado un face to face con Trump con el mismo cometido. ¿Las cosas cambian o es que el hombre cohete no soporta más la asfixia de las sanciones internacionales? Realidad o ilusión, que la primavera nos regale un poco de calma y desaceleración atómica. H *Periodista y profesora de universidad